El segundo de mis grandes miedos es perder el oído, pues desde bien pequeña he sido una aficionada a la música:
El primer instrumento que llegó a mis manos fue la guitarra gracias a mi padre, quien la empezó a tocar de bien joven y acabó enseñándome la magia que posee.
En segundo lugar, nos encontramos con el piano. Mi madre desde muy pequeña siempre me había dicho que tenia manos de pianista, ¿Será verdad? Pues tuvo toda la razón. Es el instrumento que más me ha marcado ya que cada vez que escuchaba su melodía llegaba a sentir que tenia los pies en la Tierra y la cabeza en la Luna.
En último lugar, en el instituto Ridaura, dónde estudié la ESO y el Batxibac, me enseñaron a tocar la flauta. Sin embargo, para mí no era ninguna obligación, pues siempre me esforzaba en tocar todas las canciones a su ritmo ya que me fascina ver como de un instrumento tan pequeño como es flauta, podemos sacar armonías tan preciosas
En conclusión, para mí la música no es algo que sirve solo para escuchar; podemos sentir, podemos llorar y podemos reír de entre muchas otras emociones. Para mí la música es un placer inigualable con el que puedes desahogarte y a la vez pasártelo bien, sólo o con tu gente.